SALUD – Mayo 2012

La obesidad, la diabetes asociada con el autismo, otros trastornos de desarrollo

Un importante estudio realizado por científicos afiliados con el Instituto MIND de UC Davis ha encontrado fuertes vínculos entre la obesidad y la diabetes maternal y la posibilidad de tener un hijo con trastorno del espectro autista (TEA) u otro trastorno del desarrollo.

El estudio, que investigó la relación entre enfermedades metabólicas maternales y el riesgo de trastornos del desarrollo neurológico, mostró que las madres obesas eran 67 por ciento más propensas a tener un hijo con TEA que las madres de peso normal sin diabetes ni hipertensión, y más del doble de probabilidades de tener un hijo con otro trastorno del desarrollo.

Se reveló que las madres con diabetes eran 67 por ciento más propensas a tener un hijo con demoras de desarrollo que las madres sanas. Sin embargo, la proporción de madres con diabetes que tuvieron un hijo con TEA fue más alta que en madres sanas pero sin alcanzar relevancia estadística.

El estudio también reveló que los niños con madres diabéticas que tenían TEA eran más discapacitados -tenían mayores deficiencias en la comprensión y producción del lenguaje y la comunicación adaptativa–que los niños con TEA de madres sanas.

Sin embargo, aun los niños sin TEA de madres diabéticas mostraron impedimentos de socialización además de impedimentos de comprensión y producción del lenguaje, cuando comparados con los niños sin TEA de mujeres sanas. Los niños sin TEA de madres con cualquiera de las enfermedades metabólicas mostraron deficiencias moderadas en la solución de problemas, comprensión y producción del lenguaje, y en aptitudes motoras y sociales.

“Más de un tercio de las mujeres de EE.UU. en edad de tener hijos son obesas, y cerca de una décima tiene diabetes gestacional o tipo 2 durante el embarazo. Nuestra revelación de que estas enfermedades de la madre pueden estar vinculadas a problemas del desarrollo neurológico en los niños genera preocupación y por lo tanto puede tener serias implicancias en la salud pública”, dijo Paula Krakowiak, Candidata a Doctora en Epidemiología afiliada con el Instituto MIND.

“Y si bien no llega a la conclusión de que la diabetes y la obesidad causan TEA y trastornos del desarrollo, el estudio sugiere que la exposición fetal a niveles altos de glucosa e inflamación en la madre afecta negativamente el desarrollo fetal”.

El estudio, “Enfermedades metabólicas maternales y el riesgo de autismo y otros trastornos del desarrollo neurológico”, se publica hoy en Internet en Pediatría, la Revista de la Academia Americana de Pediatría. Sus autores dijeron que es el primer estudio en examinar las asociaciones entre trastornos del desarrollo neurológico y enfermedades metabólicas maternales más allá de la diabetes gestacional y de tipo 2. También es el primero en incluir obesidad e hipertensión, que tienen características biológicas subyacentes similares, y en investigar las correlaciones entre estas enfermedades y los impedimentos en aptitudes y capacidades de niños en dominios específicos de desarrollo.

Más de un 60 por ciento de mujeres en EE.UU. en edad de tener hijos tiene sobrepeso; 34 por ciento son obesas; y 16 por ciento tiene síndrome metabólico. Cerca de un 9 por ciento de mujeres en EE.UU. en edad de tener hijos son diabéticas, y más de un 1 por ciento de los embarazos en EE.UU. sufrieron complicaciones por hipertensión crónica. En California, donde se realizó el estudio, 1.3 por ciento de las mujeres tenía diabetes tipo 2, y 7.4 por ciento diabetes gestacional.

El trastorno del espectro autista se caracteriza por impedimentos en interacción social, deficiencias comunicacionales y conductas repetitivas y generalmente viene acompañado de discapacidad intelectual. Se estima que 1 en 88 niños en EE.UU. tienen otro trastorno del desarrollo, que incluye otros trastornos que provocan discapacidad intelectual.

El estudio incluyó 1,004 pares de madre/hijo de distinta procedencia registrados en el Estudio de Riesgos Genéticos y Ambientales de Autismo en los Niños (CHARGE), la mayoría de ellos viviendo en el norte de California, con un pequeño grupo en Los Ángeles. Los niños eran de entre 24 y 60 meses de edad, nacidos en California y vivían con por lo menos un padre biológico que hablaba inglés o español. Había 517 niños que tenían TEA; 172 que tenían otros trastornos de desarrollo pero no TEA; y 315 que estaban desarrollándose normalmente. Los participantes fueron inscriptos entre enero del 2003 y junio del 2010.

Los científicos obtuvieron información médica y demográfica de las madres y sus hijos usando el estudio CHARGE, una encuesta telefónica, los archivos de nacimiento de los participantes del estudio y las historias clínicas. Las enfermedades metabólicas principales de interés eran diabetes gestacional y diabetes tipo 2.

Las mujeres fueron consideradas diabéticas si la enfermedad estaba indicada en las historias clínicas o si la respuesta durante las encuestas telefónicas había sido “sí” a las preguntas “¿Le dijo alguna vez un médico o enfermero durante su embarazo que tenía diabetes gestacional?” o “¿Le dijo su médico en algún momento antes de quedarse embarazada que usted tenía diabetes [tipo2]?”. El mismo lenguaje se usó para obtener información sobre la hipertensión. El IMC se calculó usando la altura y el peso antes del embarazo de las historias clínicas o encuestas telefónicas.

Para confirmar los diagnósticos de desarrollo de los niños con TEA, los científicos usaron la Entrevista para el Diagnóstico del Autismo–Revisada (ADIR) y los Escalas de Observación para el Diagnóstico del Autismo (ADOS). Para evaluar su desarrollo cognitivo y adaptativo, a todos los niños se les administró la Escala de Aprendizaje Temprano Mullen y la Escala de Conducta Adaptativa Vineland. A los niños de habla hispana se les administraron las pruebas en español. Luego los participantes fueron divididos en grupos de niños con TEA, con demoras en el desarrollo y con desarrollo normal.

Entre los niños cuyas madres tuvieron diabetes durante el embarazo, el estudio mostró que el porcentaje de niños con TEA de madres con diabetes tipo 2 o diabetes gestacional (9.3 por ciento) o con discapacidad del desarrollo (11.6 por ciento) fue más alto que el 6.4 por ciento de niños con TEA de madres sin estas enfermedades metabólicas.

Más del 20 por ciento de las madres de niños con TEA o demoras del desarrollo eran obesas, en comparación con 14 por ciento de las madres de niños de desarrollo normal.

Aproximadamente 29 por ciento de los niños con TEA tenía madres con una enfermedad metabólica, y cerca de 35 por ciento de los niños con demoras del desarrollo tenía madres con enfermedades metabólicas. En contraste, 19 por ciento de los niños con desarrollo típico tenía madres con una enfermedad metabólica.

El estudio también examinó el vínculo entre la hipertensión y el TEA o trastornos del desarrollo. La preponderancia de la presión arterial alta fue baja en todos los grupos, pero más del doble de altas entre las madres de niños con TEA o demoras del desarrollo que entre madres de niños con desarrollo normal, aunque la revelación no alcanzó relevancia estadística.

Los análisis de las capacidades cognitivas de los niños revelaron que, entre los niños con TEA, los niños de madres con diabetes mostraron menor desempeño en las pruebas de lenguaje expresivo y receptivo y aptitudes de comunicación de la vida diaria comparados con los niños de madres sanas. Y la presencia de toda enfermedad metabólica fue asociada con resultados más bajos en todas las pruebas entre los niños sin TEA.

Los autores indican que la obesidad es un factor de riesgo significativo para la diabetes y la hipertensión, y está caracterizada por mayor resistencia a la insulina e inflamación crónica, como lo son la diabetes y la hipertensión. En los embarazos diabéticos, y posiblemente pre-diabéticos, la glucosa pobremente regulada de la madre puede resultar en una exposición fetal prolongada a los altos niveles de glucosa maternal, lo cual aumenta la producción de insulina fetal, resultando en una exposición fetal crónica a altos niveles de insulina.

Porque la producción elevada de insulina requiere el uso de más oxígeno, esto puede causar una merma en el suministro de oxígeno para el feto. La diabetes también puede causar una deficiencia fetal de hierro. Las dos enfermedades pueden afectar negativamente el desarrollo cerebral del feto, dijeron los autores.

“La secuencia de eventos asociados a los niveles mal regulados de glucosa de la madre es un mecanismo biológico potencial que puede jugar un rol en el desarrollo adverso del feto en la presencia de enfermedades metabólicas de la madre”, dijo Krakowiak.

La inflamación maternal, que acompaña las enfermedades metabólicas, también puede afectar adversamente el desarrollo fetal. Ciertas proteínas que participan en la señalización celular que son producidas por células del sistema inmunológico pueden cruzar la placenta de la madre hacia el feto e interferir con el desarrollo cerebral.

Otros autores del estudio son Irva Hertz-Picciotto, Cheryl Walker, Alice Baker, Sally Ozonoff y Robin Hansen del Instituto MIND de UC Davis y Andrew Bremer de UC Davis y Vanderbilt University.El estudio fue apoyado por los Institutos Nacionales de Salud (P01 ES11269 and R01 ES015359), la Agencia Federal de Protección Ambiental a través del programa de Ciencias para Lograr Resultados (STAR) (R829388 and R833292), y el Instituto MIND de UC Davis MIND.

En el Instituto MIND de UC Davis, científicos de renombre mundial realizan investigaciones para identificar mejores tratamientos, así como también las causas y curas para el autismo, el trastorno hiperactivo de déficit atencional, el síndrome X frágil, el síndrome de Tourette y otras enfermedades del desarrollo neurológico. Los avances en neurociencia, biología molecular, genética, farmacología y ciencias de la conducta están llevando a un mejor entendimiento de la función cerebral. El Instituto MIND de UC Davis usa éstas y otras disciplinas para realizar investigaciones colaborativas y multidisciplinarias. Para mayor información, visite www.ucdmc.ucdavis.edu/mindinstitute.

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