Los Monstruos de Pensilvania… Cuando pedir perdón no basta
Los Monstruos de Pensilvania… Cuando pedir perdón no basta
por Juan Carlos Valderrama
La Madre de las iglesias se ha visto azotada, conmocionada e impactada documentadamente por uno de los más grandes escándalos sexuales de los últimos tiempos.
Los hombres de Dios a su servicio, defensores de la fe y la conversión de las personas al sistema de creencias han fallado una vez más, inmersos están ellos en una de las mayores catástrofes morales y crisis espirituales, pero está vez lo han hecho de tal manera que el escándalo superó al pecado, dejando reducido a casi nada lo sucedido en Chile, Escocia, Boston y otros tantos lugares.
En el presente caso, desde 1940 son alrededor de más de Setenta años de abusos sexuales en actos definidos como pedófilos, se encuentran involucrados entre ellos más de trescientos sacerdotes, aunque no se asegura que todos estén incluidos, así como obispos, monseñores, clérigos, seminaristas, ayudantes, diáconos, ex cardenales, arzobispos, que destruyeron la inocencia de niños, niñas y adolescentes.
Pero lo cierto es que se instaló en Pensilvania una estructura de características similares a una “organización criminal” un “círculo secreto” que ocultaba, encubría, mentía, compraba, silenciaba el dolor y sufrimiento de cientos y por no decir de miles de víctimas de las que nunca conoceremos las cifras reales por diversos motivos, el jurado considera que “el número real” de niños abusados pudiera ser de miles ya que se perdieron muchos archivos y las víctimas temían hacer denuncias y otras nunca se presentaron a declarar.
La investigación duró alrededor de dos años y concluyó que hubo un encubrimiento sofisticado y sistemático por altos funcionarios de la iglesia en Pensilvania y el Vaticano. Para elaborar el informe se escucharon los testimonios de decenas de testigos y víctimas y se revisaron medio millón de páginas de documentos internos de los propios “archivos secretos” y “memorándums confidenciales” de las diócesis donde se encontraron los nombres de más de mil casos de niños que fueron víctimas documentadamente, lo que fue el eje de la investigación.
Hubo fiscales que obstruyeron la justicia, cancelaron investigaciones de religiosos acusados “para prevenir la publicidad desfavorable” hacia la iglesia, lo que servía como favor político para que estos funcionarios hicieran carrera política en la zona demostrando la convivencia del sistema religioso y político.
Imposible que una inmensidad de sentimientos encontrados tales como pena, dolor, desconfianza, tristeza, culpa, rabia, arrepentimiento, vergüenza, remordimiento, negación, ante actos tan despreciables, aborrecibles y trágicos no nos invadan.
¿Pero cómo se ocultaban todos estos casos? algunas autoridades eclesiásticas convencían a las víctimas de no acudir a la justicia y presionaron a las instancias judiciales civiles de evitar las investigaciones, al respecto, se minimizaban los casos y utilizaban eufemismos, nunca utilizaban el término “violación” sino “contacto inapropiado” o “cuestión de límite” se utilizaba personal no calificado para realizar las investigaciones discrecionales, se enviaban a los predadores a “evaluación” a centros de tratamiento psiquiátrico administrados por la iglesia, los informes eran elaborados por los mismos miembros del sacerdocio y se basaban en las declaraciones de los mismos sacerdotes implicados, cuando un sacerdote era destituido no se explicaba el Por qué?, cuando eran descubiertos se les enviaba a un nuevo destino donde nadie supiera que era un abusador de menores, se perdieron expedientes, se guardaban en archivos secretos las quejas y nunca se informó y denuncio los casos a la policía, una verdadera estrategia de ocultamiento, bajo un encubrimiento sofisticado y sistemático prefirieron proteger a los abusadores, la reputación de la institución y su imagen pública, evitando los escándalos, las demandas económicas. En algunos casos aceptaron sus renuncias, pero les permitieron que cobrarán sus pensiones. Persuadían a las víctimas que guardaran silencio.
¿Hay preguntas como cuál sería el efecto traumático en los individuos y en la sociedad? Habría que preguntarse cuál es o fue el impacto en el desarrollo psicológico y psicosexual de las víctimas si entendemos que los actos cometidos fueron forzando la voluntad de ellos, llevando la posibilidad de que ellos pudieran haber replicado dichos actos tanto dentro de su familia, así como en lugares próximos como la escuela, sus centros de estudios o el trabajo.
Otra pregunta de urgencia es cuántos de estos monstruos han recibido el castigo terrenal que se merecen por malograr la vida a estos niños, niñas, adolescentes y traicionar la confianza de los padres de familia que entregaron sus hijos a estas bestias.
Cabe decir que cientos de víctimas como de victimarios para estos momentos ya no se encuentran en este mundo que habitamos, otro tanto ya no vive en Pensilvania es decir se movilizaron a otros estados o países.
No basta elaborar un listado de culpables, sospechosos y publicarla; aunque se presenten pruebas y alegaciones creíbles, la iglesia casi siempre ignorara, dudara, minimizará y olvidará los casos.
Hasta cuándo habrá un espíritu de cuerpo que cubra estas mafias criminales para los cuales no debería haber inmunidad que se convierta en impunidad, deberían ser entregados a la justicia civil, común, pues son actos criminales convertidos por seres humanos comunes, pervertidos, que bajo el amparo de una sotana y de la Iglesia que se reserva el derecho de trasladar sus casos a su propio Código Canónico aplicando su justicia eclesiástica, de acuerdo a la gravedad de los hechos, pudiendo ser desde enclaustramientos en la iglesia, apercibimientos leves y en otros casos nunca hubo interés en profundizar en los casos.
Papa Francisco, el Vaticano calificó de criminales estos hechos, por favor deja una huella para que se te recuerde, no más política del avestruz, que no se escondan más los casos bajo la alfombra, que las escuelas e iglesias sean seguras, mantenerlos en el servicio supone un riesgo para la población, existe una responsabilidad de los líderes de iglesia, no más encubrimiento, ni compensaciones económicas para el silencio de las víctimas; nomas traslados rutinarios de una parroquia a otra, nomás cárceles doradas como obligaciones de que permanezcan en casas asignadas por la iglesia para vidas de oración y penitencia, entréguelos como a cualquier criminal, que no suceda lo que se vive hoy en Chile, Escocia, Boston y en otros tantos países o estados que las personas se van alejando de la fe y renegando de la falta del fraude de la justicia.
El presente no es un escrito contra la fe cristiana, sino por la justicia contra pedófilos, criminales que se disfrazan de ovejas siendo lobos. Parece que estamos asistiendo a los últimos tiempos de fe del individuo ya que en ellos habrá tal extravío que habrá esto y muchas cosas más nauseabundas.
Este capítulo con referencia a los escándalos sexuales no está cerrado, sino que recién se abre al conocimiento público, para algunos que pensábamos que estas historias pasaban en otros lugares nos ha ubicado demostrándonos la verdad que pasa en todos lados y quizá más cerca de lo que usted y yo pensamos.
El informe resultó en cargos contra dos clérigos, un cura se declaró culpable, pero la gran mayoría de los casos son demasiado antiguos para ser enjuiciados ni juzgarlos, más de cien agresores han fallecido, algunos murieron con la gloria de seguir ordenados como sacerdotes, porque la orden del sacerdocio es para siempre; o no pudieron ser procesados por que los delitos prescribieron, pero no los traumas. En Pensilvania se tiene un Estatuto de limitación el cual impide que si las víctimas de abuso sexual tienen más de treinta años puedan declarar en contra de la iglesia, las víctimas menores de edad solo tiene hasta los treinta años para presentar demandas civiles y hasta los cincuenta para presentar cargos criminales. En la mayoría de los casos casi todo ha prescrito.
Si el seno de la iglesia conocía estas prácticas, son responsables no solo de no hacer nada, sino de esconder los casos durante décadas, mostrarse tolerantes y proteger a los culpables.
La traducción en Inglés de este artículo no fue proveída.
The English translation of this article was not provided.