Comunidades en Crisis, Familias en Crisis y Estudiantes en Crisis

La Comunidad, la familia y el individuo están todos interconectados. Hay una razón para el dicho antiguo: “Se necesita una aldea para criar un niño” aún se utiliza hoy en día, porque cuando una comunidad es fuerte, es probable que las familias de esa comunidad son fuertes, y por lo tanto también lo son sus hijos. En Syracuse, en particular en nuestras comunidades de Latinos y Negros, este sentimiento se ha desvanecido a un punto donde es prácticamente inexistente. El sentido de “comunidad” ya no es de importancia y cuando una comunidad es débil, grietas en la armadura están expuestas a la fealdad de la sociedad que se filtre.

Syracuse está representado en demasiadas estadísticas sociales negativas. Somos los primeros en el estado de las tasas de deserción escolar (por delante de Buffalo, Rochester, Yonkers, y la Ciudad de Nueva York), somos líderes en el Estado (y la región noreste de los EE.UU.) en los índices de pobreza, y Syracuse tiene el doble de la media estatal las tasas de embarazo en adolescentes. Estas no son estadísticas para jactarse y la ciudad ha tenido una historia de permitir que estas estadísticas se conviertan en el “elefante en la habitación” que a nadie le importa (o se atreve) hablar sobre. ¿Por qué es eso? ¿Por qué no agresivamente trabajamos para cambiar estas representaciones pobres de nuestra ciudad? Debido a que una reforma a cualquier problema social se inicia con una comunidad fuerte y es que en los barrios urbanos de Syracuse no se puede lograr un cambio hasta que las comunidades comiencen a unificarse y tomar responsabilidad por sí mismos y de sus miembros.

Cambiar a este respecto, sin embargo, no puede la comunidad hacerlo por sí sola. Hay una razón por la cual los líderes políticos y de la comunidad local se consideran “líderes”. Es su trabajo para llevar a las comunidades a la unificación y ser dueños de sus territorios y de sus componentes. Los políticos locales que representan a estas comunidades tienen que aumentar y movilizar a las comunidades a convertirse responsable de sus jóvenes que se pasan en las calles cuando deberían estar en la escuela, en el trabajo, o en sus casas en lugar de estar en las calles hasta altas horas de la noche. Estos lideres deben de estar luchando y abogando para programas de empleo y académicos y de apoyo para los jóvenes, las familias y las personas que necesitan el apoyo para ser miembros productivos de la sociedad. Políticos locales vecinales deben ser (y se supone que son) la “voz” de la gente… pero es trabajo de la gente para exigir esto de ellos.

La policía debe estar más presente en comunidades de alto riesgo en la capacidad de establecer relaciones con los miembros de la comunidad, no sólo conducir despacio por las calles con la esperanza de inducir miedo a aquellos potenciales malhechores e imponer un sentido de control autoritativo que sólo induce a la delincuencia en lugar de evitar suceda. Hubo un tiempo cuando la policía “caminaba el bloque”, y conocían a cada persona en sus bloques asignados y todo el mundo en esa comunidad conocían (y confiaban) el oficial. Eso ya no existe y no es extraño el qué nadie confíe en la policía… pues no hay razón para confiarles y no debe ser así.

Líderes de la comunidad, son los responsables de crear y mantener ese sentido de comunidad sintiéndose propietarios y responsables, son los que son los más obligados a llevar la carga para la construcción de comunidades fuertes. Estos líderes son los líderes de los lugares de culto, los funcionarios docentes y profesores, y personal de las organizaciones sin fines de lucro. Todos estos grupos de personas son las que realmente pueden fundamentar una comunidad y cuyo único propósito es unificar a la gente en una comunidad! Los líderes de los lugares de culto (pastores, sacerdotes, reverendos, etc) predican la palabra de Dios con el fin de unificar a la gente con el único propósito de crear una comunidad saludable. Las autoridades educativas y los profesores son los responsables de educar a la juventud de una comunidad y en la actualidad (en muchas escuelas de la ciudad) están gravemente desconectado de las comunidades en las que operan. El  personal de las organizaciones sin fines de lucro tan solo existen para servir las necesidades de las comunidades en que operan, sin embargo, muchas organizaciones no colaboran unas con las otras, o en todas las comunidades se comparte información o recursos, y lo que hacen (En muchos casos), no hacen más de lo que se espera o demanda de ellos. Este modo de operación desfragmentador es un indicador claro de el por qué es tan difícil, no sólo el crear un sentido de comunidad a través de la ciudad pero sino para mantenerlo… porque nadie, en  ningún nivel, está dispuesto a hacerlo.

Syracuse, sus comunidades y sus ciudadanos tienen mucho que ofrecerse los unos a los otros, en la ciudad, en el estado de New York, y en el mundo. Hay más en esta ciudad que os altos índices de criminalidad, la violencia de pandillas, y el bajo rendimiento escolar del distrito. Y por más, me estoy refiriendo a mucho más que el equipo de baloncesto de los hombres de SU. Nuestras comunidades son diversas, algunas de las más diversas en el estado. Fowler High School, en el lado oeste de la ciudad, es 40% Latinos y el otro 60% hablan 21 idiomas diferentes… y eso es sólo una de las escuelas secundarias. Nuestras calles son hermosas, nuestros barrios tienen tanta historia, y nuestros pueblos tienen mucho que compartir y aprender los unos de los otros. Sin embargo, debemos exigir ese cambio de aquellos que se consideran nuestros “líderes”, de las organizaciones que se suponen que proporcionen los servicios y apoyos, y lo más importante, debemos exigir ese cambio de nosotros mismos. Para cambiar lo que necesitamos cambiar y poder recuperar nuestras comunidades, tenemos que aceptar nuestros errores, ser dueños de ellos, y seguir adelante con soluciones, no detenernos en los problemas o lo que no podemos hacer.

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