Moldear la realidad
La semana pasada guié a un grupo de curas católicos de Latino América. Durante su estancia, hemos visitado sitios sagrados tanto para los cristianos como para los judíos; tuvimos conversaciones teológicas y filosóficas, y hemos compartido rituales de las dos religiones. El grupo llegó a Israel gracias a una iniciativa de varias organizaciones judías:
World Jewish Diplomatic Corp (WJDC)
The Center forJewish-Christian Understanding and Cooperationg (CJCUC)
Latin American Jewish Association (LAJC)
El tour no nació de una idea misionera, sino que la idea fue crear un diálogo Judío-Cristiano con el fin de acercar a los practicantes de ambas religiones, fomentando el conocimiento mutuo, y haciendo del mundo un lugar mejor. El detalle de esta iniciativa se puede leer en el siguiente link:
http://cjcuc.com/site/2012/03/01/a-breakthrough-in-jewish-catholic-relations/ (en ingles)
http://www.iccj.org/fileadmin/ICCJ/user_upload/Copeland/Doce_Puntos_kurzf.PDF
Desde la aparición del cristianismo hace dos mil años, la relación entre los judíos y los cristianos fue conflictiva, por diversos motivos teológicos, políticos y de tradición en general. El mutuo odio, el desconocimiento y los prejuicios incentivaron y acrecentaron esta distancia como un efecto “bola de nieve”, aun cuando los mismos motivos ya habían cambiado.
Hoy en día, en el siglo XXI, las condiciones han cambiado drásticamente. En mi opinión, por primera vez se permite un acercamiento y un diálogo verdadero. Este cambio deriva de diversos factores, a continuación se detallan los dos principales:
– El primero, es un cambio que sucedió dentro del mismo mundo católico, fue una declaración del Papa Juan XXIII en el final del Concilio Vaticano II, mejor conocido en el mundo como NOSTRA AETATE ‘nuestra época’.
Es un documento compuesto de varios párrafos en donde se llama al cristiano a no discriminar a nadie por raza, color de piel o religión. Respetar a las demás religiones porque ‘reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres’. Asimismo, respecto al pueblo judío, el Vaticano cambio su postura y dictaminó, por primera vez, que el pueblo judío no es culpable de la muerte de Jesús.
La versión completa, en el siguiente link:
http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat ii_
decl_19651028_nostra-aetate_sp.html
– El segundo factor, esta relacionado con cambios geopolíticos, entre ellos el reforzamiento fundamentalista del Islam que colocó al mundo occidental, tanto a los cristianos como a los judíos, como su enemigo. Este tipo de cambios incitan a que ambas religiones se unan en colaboración contra las mismas amenazas. Frente a este cambio, me siento obligado a ser activo. Enfrentar los prejuicios, para deshacer la bola de nieve y permitir un acercamiento verdadero.
En el transcurso del tour, surgieron conversaciones con varios puntos interesantes y emocionantes:
Frente al Muro de los Lamentos, tras explicar el significado del sitio para el pueblo judío a lo largo de las generaciones, y la complejidad religiosa y política frente a la construcción de los monumentos musulmanes sobre el monte del templo en el siglo VII, me expresaron su dolor: el dolor de la destrucción del templo y el hecho de que hace dos mil años que el pueblo judío existe sin su centro religioso. No fueron palabras vacías.
Unos minutos más tarde, al entrar al Santo Sepulcro (uno de los lugares más sagrados para los cristianos), uno de los curas me dijo que sentía un doble sentimiento: su corazón lleno de emoción, pero a la vez, lleno de tristeza, porque sus hermanos mayores (los judíos) ya no pueden acercarse a su lugar sagrado (el templo que ya no existe)!
El libro sagrado de ambas religiones se llama la Biblia, pero a pesar del nombre se refiere a cosas distintas. Para los cristianos la Biblia esta compuesta por el Antiguo Testamento y por el Nuevo Testamento. El antiguo testamento es casi igual a la Biblia Hebrea – el Tanaj. A pesar de ese paralelo ningún judío llamaría al tanaj el antiguo testamento.
Las palabras son muy poderosas, porque son una proyección de la realidad, pero más que describir al mundo también forman una nueva realidad.
De aquí viene la importancia de la decisión a la cual llegue con los curas: renombrar la primer parte de la biblia Cristiana, el antiguo testamento, como el mutuo testamento. En los últimos dos mil años se destacó las diferencias entre ambas religiones, quizás ahora, en el tercer milenio es tiempo de mirar y destacar losemejante. Estimulando una nueva realidad a través de las palabras. Una nueva realidad que va a frenar la bola de nieve y permitir un acercamiento mucho más profundo, propio a ‘nuestra época’!
Ofir Jacobson
Postgrado en Estudios de Israel (tesis en Religiones Comparadas), Guía Turístico y Conferencista.
http://www.ofirjacobson.com/ o al ofirjac@gmail.com