La Biblia y el Calefón
“Salpicón de ideas” – Primavera – 2021
por Pablo Álvarez
Gracias a Dios, soy ateo; aunque cada cuatro años, cuando se juega el mundial de fútbol, parezco politeísta. Por periodos de noventa minutos me convenzo de la conexión divina entre la pantalla de la tele, mis gritos y súplicas, y los dioses del fútbol argentino que me miran desde el techo.
Según el sociólogo en religión, Fortunato Mallianci, el número de ateos va en ascenso en Argentina. Sin embargo, otro estudio realizado por la multinacional P&G, reveló que los argentinos son los más cabuleros de América Latina. De esta relación entre lo sagrado y lo pagano es que nacen las cábalas; y para aquellos que no están familiarizados con esta palabra, según la Real Academia Española, es el conjunto de doctrinas teosóficas basadas en la Biblia, que, a través de un método esotérico de interpretación y transmitidas por vía de iniciación, pretende revelar a los iniciados doctrinas ocultas acerca de Dios y del mundo. En pocas palabras, son las curiosas prácticas habituales (locuras, diría mi abuela) para darle suerte a nuestro equipo.
Digo nuestro equipo porque yo soy uno de esos “locos” del fútbol. Yo no digo hoy juega Argentina, digo hoy jugamos; aunque la frase necesite más contexto viviendo fuera del país. Soy uno de esos que no lava la camiseta hasta el final del mundial, que no se afeita si ganamos el primer partido, que cruza los dedos cuando pateamos un penal y hace cuernitos cuando nos toca atajar, que nunca festeja o se da por vencido hasta que oficialmente se acaba el partido, aunque vaya en contra de toda lógica.
Es que no se trata de lógica, se trata de influenciar la suerte. En esto no sólo el espectador participa, es algo que todo el plantel toma en serio. Desde los colectivos que llevan a los jugadores, repitiendo la misma ruta, parando en los mismos semáforos (aunque estén en verde), y escuchando la misma música camino a la cancha; hasta los mismos jugadores que besan con la misma devoción tanto cruces como amuletos. Locura, en este contexto, sería no respetar las cábalas.
Esta relación divino-pagana no es una exclusividad argentina, pero está muy arraigada en la cultura del país. Quizás su mayor exponente se encuentre en la letra de “Cambalache”, un tango de Enrique Santos Discépolo que inmortalizó la frase “ves llorar a la biblia junto al calefón”, haciendo referencia a la costumbre de colgar una biblia debajo del calefón (que en esa época solía estar en el baño) y utilizar sus hojas como papel higiénico.
Pero volviendo al fútbol, donde en Argentina las cábalas se vuelven místicas, cabe destacar los innumerables paralelos con la religión. Los domingos, mi abuela se iba a la iglesia y mi abuelo a la cancha. Los dos se juntaban con una multitud de fanáticos para adorar a sus ídolos, cantar a coro, y rogar por un milagro. A veces, hasta lloraban de alegría, se abrazaban con perfectos desconocidos, y peregrinaban de vuelta a su casa pensando en volver la semana entrante. No es casualidad que el primer gol de Argentina a Inglaterra en el mundial de 1986 se lo conozca como la mano de Dios.
Como muchas costumbres folclóricas, las cábalas se pasan de generación en generación sin seguir reglas formales; es decir, cada uno tiene la suya. La mía, tiene su origen el 22 de junio de 1986, el día del gol con la mano. Cuatro minutos después del gol más pecaminoso de Maradona, llegó el más milagroso. Fue una gloriosa jugada que bautizaron como el mejor gol del siglo. Cuando el relator, Víctor Hugo Morales, dijo: “arranca por la derecha el genio del fútbol mundial”, fue como un presagio de lo que venía. Yo miré a mi papá como buscando una explicación, y lo vi con la boca entreabierta y una mirada de niño. Sin despegar los ojos de la pantalla alcanzó a murmurar: “mirá, Pablito”; siempre se lo voy a agradecer. Fueron diez segundos que me marcaron para siempre. Cuando la pelota llegó al fondo de la red y parecía rebotar contra el cartel verde de FujiFilm detrás del arco inglés, a mis ocho años no entendía bien todo lo que sentía. Tenía una alegría enorme, pero también un nudo en la garganta. Se me aguaron los ojos y agaché la cabeza para que nadie me vea llorar. Entonces, Víctor Hugo acabó el relato diciendo, “Gracias, Dios. Por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2, Inglaterra 0”, y me terminó de quebrar. Cuando levanté la cabeza secándome la cara y esperando las burlas, mi papá mirándome con orgullo me dijo, “esas son lágrimas de hombre”.
El último mundial que pudimos ver juntos fue el del 2006. Después, él se enfermó (cáncer de pulmón), y aunque compré los pasajes con mucha anticipación para darle ánimo, no llegó al del 2010. El 22 de junio de ese año, antes del partido con Grecia, me encerré en el baño a mirar desde mi teléfono aquel gol de Maradona para sentirlo cerca, y funcionó. Ganamos dos a cero. Desde entonces, antes de los partidos importantes me encierro en el baño a llorar lágrimas de hombre.
Foto: FedExField Stadium, Washington – 2015 Argentina vs El Salvador proveída por Pablo Álvarez
Fuentes:
Página 12, Artículo sobre ateísmo
https://www.pagina12.com.ar/232689-ademas-de-inflacion-lo-que-crece-en-la-argentina-son-los-ate
Las cábalas del fútbol argentino (una historia de fortunas)
http://www.mundoascensonline.com.ar/2019/10/las-cabalas-en-el-futbol-argentino.html
Las cábalas más insólitas de los argentinos
https://www.lacapital.com.ar/ovacion/las-cabalas-mas-insolitas-los-argentinos-los-partidos-n444355.html
Real Academia Española
https://dle.rae.es/cábala
Tango Cambalache
Los secretos de ‘La Mano de Dios’ de Maradona a Inglaterra en el Mundial de México 86 | Diario AS
https://www.google.com/search?q=cancer+pumonar&rlz=1C5CHFA_enUS916US916&oq=cancer+pumonar&aqs=chrome..69i57j0i13l9.7317j1j15&sourceid=chrome&ie=UTF-8
Mi nombre es Pablo Álvarez y tengo el privilegio de unirme a la familia de escritores del periódico CNY Latino en el mes de enero 2021. Mi columna tratará de reflejar el mismo grado de diversidad que mi formación académica, por eso decidí llamarla “Salpicón de ideas”. Abordaré temas de la actualidad con un enfoque diverso, y espero también interesante para nuestra comunidad. Aunque suene un poco raro, les propongo una relación más o menos abierta. Digamos que no les prometo ser exclusivo, ya que también escribo ficción, pero les aseguro fielmente dar lo mejor de mí en estas citas mensuales. Espero que hagan lo mismo. Lean lo más que puedan, ya que el conocimiento no ocupa espacio, pero traten de volver todos los meses a este rincón del periódico CNY Latino para seguir cosechando esta amistad.