Disciplinado

¿Qué significa ser disciplinado?

La disciplina es la capacidad de controlar y gestionar los propios instintos, emociones, deseos, sentimientos y comportamientos. Requiere que te mantengas bien organizad@. La disciplina es la diferencia entre hablar y hacer.

Es ser capaz de establecer metas y realmente perseguirlas sin olvidarte también de todo lo demás que está en tu plato. Se trata de ser capaz de ser consistente y persistente ante los desafíos (y los fracasos). Y lo más importante es sustituir los malos hábitos por otros mejores. Requiere que seamos conscientes de nosotros mismos y que seamos capaces de regular nuestros pensamientos, emociones y comportamientos en lugar de dejarnos controlar por ellos. Las personas disciplinadas son conscientes de sus sentimientos, de lo que los desencadena y de cómo gestionar esos sentimientos para poder alcanzar sus objetivos.

Mucha gente ni siquiera tiene un problema de disciplina. Dirán cosas como: “Si tuviera disciplina, comería mejor e iría al gimnasio todos los días”. Genial, pero ¿es realmente la falta de autodisciplina la razón por la que no comes más sano o no vas al gimnasio?

La autodisciplina significa actuar de acuerdo con nuestros pensamientos, no con nuestros sentimientos. Es nuestra capacidad de hacer algo independientemente de cómo nos sintamos. Ahora, comparemos eso con la motivación. La motivación es nuestro deseo de hacer algo en primer lugar.

Para ilustrar la diferencia, veamos un objetivo de fitness común: “correr un maratón”. Suena impresionante y piensas que hacerlo te ayudará a perder peso, a ponerte en forma, etc. Encuentras un plan de entrenamiento en línea y comienzas a seguirlo. Pero después de sólo una semana, te rindes. ¿Por qué fallaste? Si abandonaste porque no pudiste obligarte a levantarte temprano de la cama para correr todos los días durante una hora, entonces el problema es la autodisciplina. Pero si miras un poco más a fondo, te darás cuenta de que, en primer lugar, nunca quisiste correr un maratón. Te gustó la idea de hacerlo, o la idea de haberlo hecho, pero no la realidad de hacerlo. En este caso, el problema nunca fue la autodisciplina; fue una falta de motivación. Entonces, antes de decidir aumentar tu disciplina, debes asegurarte de que tu problema no sea la falta de motivación.

Recuerda: la motivación es tu deseo de lograr una meta. La autodisciplina es el autocontrol, es tu capacidad para lograr ese objetivo incluso cuando no te apetece.

La motivación hace que las cosas se inicien, es la chispa que enciende tu pasión, impulsándote a enfrentar los desafíos de tus metas. La disciplina, por otro lado, es el combustible que mantiene el fuego encendido, permitiéndote mantener la constancia y concentrarte en tus objetivos.

Analicemos cómo ser más disciplinado en 3 partes simples: concentración, perdón y fe.

Concéntrate en ti y Elimina las distracciones. No puedes distraerte con algo que no existe, por lo que la mejor manera de manejar las distracciones antes de comenzar a intentar ser más disciplinado es eliminarlas. Si haces una pausa en tu trabajo o estudio para mirar televisión, coloca el control remoto en una habitación diferente, o no tengas televisor en tu casa. Si tiendes a dejar lo que estás haciendo para mirar tu teléfono, escóndelo o quitalo de tu vista o alcance durante algunas horas seguidas. Si comes mucha comida chatarra y quieres dejar de comerla, no la tengas en tu casa. Este paso te prepara para tener éxito, en lugar de fracasar.

Perdónate y Prémiate. La perfección no es posible, todos cometemos errores. ¡Y eso está bien! Cuando te comportas de una manera que no está alineada con tu búsqueda de ser más disciplinado, perdónate a ti mismo. Revisa por qué y dónde salieron mal las cosas y, si es posible, cambia tu entorno para que no vuelva a suceder. Recompénsate de una manera que implique cuidado personal, porque te lo mereces y porque te ayudará a mantener el rumbo. Por mucho que sea fácil dejar pasar los pequeños logros, es importante realizar un seguimiento de ellos y recompensarlos porque cuando los sumas, se convierten en grandes logros.

Date Crédito y Confía en ti. Crees que eres una persona con mucha autodisciplina y fuerza de voluntad. Las creencias son uno de los filtros a través de los cuales experimentamos el mundo. Para ser más precisos, las creencias son generalizaciones que a menudo surgen del pasado. Has pasado por algo una o más veces y luego crees que siempre será así. Las creencias determinan lo que percibimos como posible e imposible y confiamos en que sean ciertas. Sin embargo, ¿son verdad? Son creencias “simples” y no absolutamente ciertas ni escritas en piedra. Es más, cada momento es nuevo y nosotros somos nuevos en cada momento. Las creencias pueden o no mantenerse, pero el pasado no tiene que ser igual al futuro.

“Cree que puedes. Con eso ya has logrado la mitad”. – Theodore Roosevelt

En conclusión,

  • puedes desarrollar la autodisciplina identificando tus motivaciones y luego escribiendo tus objetivos para poder realizar un seguimiento de tu progreso.
  • Mejora el autocontrol creando una rutina constante. Esto te ayudará a superar los malos hábitos. Concéntrate en lo que puedes controlar: tus acciones, palabras y actitud.
  • Si te sientes abrumado, puede resultar más difícil practicar el autocontrol. Es muy importante y útil concentrarte en tu forma de pensar o patrón de pensamientos, dice el teniente coronel retirado del ejército Jason Roncoroni, fundador y presidente de Ordinary Hero Coaching Inc. Tip: Sustituye pensamientos de miedo o negativos por pensamientos positivos. Elige un mantra o una cita sobre la autodisciplina que te ayude a mantenerte motivado.
  • Si quieres cambiar lo que haces, primero debes cambiar quién eres. Si puedes cambiar tu identidad, será mucho más fácil cambiar tu comportamiento.
  • Empieza de a poco, no comiences tu trabajo diario de autodisciplina tratando de lograr algo enorme, trabaja en objetivos diarios, semanales y mensuales. Tip: Enfócate en pequeños pasos y en los detalles. Por ejemplo: organiza tu hogar poco a poco, un área cada día, un closet a la vez, limpia y organiza todos tus espacios, lo mismo con tus finanzas, también aplicando tus mantras favoritos para sustituir los patrones viejos y malos de pensamientos y eventualmente eliminarlos.

“Ya sea que creas que puedes o que no puedes. De cualquier manera, tendrás razón”. -Henry Ford

Lo bueno de la disciplina es que con solo 20 días de constancia se convierte en un hábito. Por ejemplo: las primeras semanas serán las más difíciles y tendrás que aplicar mucha disciplina para ello. Después de eso se vuelve automático y más fácil. ¿Todavía tienes que hacer ese trabajo que llevas mucho tiempo postergando? Sólo necesitas una pequeña dosis de disciplina para empezar.

“Cada acción que realizas es un voto por el tipo de persona que deseas convertirte. Ningún caso por sí solo transformará tus creencias, pero a medida que aumentan los votos, también lo hace la evidencia de tu nueva identidad”. -James claro

Raquel Torres, MBA
USAT Coach de Triathlon Nivel 1-2 Elite
www.raqueltorres.org
raquel@athleticmentors.com

 

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