Síndrome de Muerte Súbita Infantil (SIDS)
El centro de Rutgers dedicado al Síndrome de Muerte Súbita Infantil, ayuda al estado a disminuir cifras, informando a comunidades minoritarias sobre prácticas seguras en el dormir de sus bebés.
Mientras un amplio estudio nacional en la revista de Asociación Médica Americana (JAMA, siglas en Inglés) muestra que el número de niños que comparten cama con uno de los padres, situándolos en alto riesgo de sufrir del Síndrome de Muerte Súbita Infantil (SIDS, siglas en Inglés), está aumentando en familias Afro-Americanas; los residentes de raza negra de Nueva Jersey parecieran estar oponiéndose a dicha tendencia.
Barbara Ostfeld, psicóloga del desarrollo y profesora de pediatría en la escuela médica de Rutgers, Robert Wood Johnson, es la directora del programa del Centro de SIDS en Nueva Jersey. Ella valora la investigación sobre los factores de riesgo realizada por este centro y su amplio alcance – especialmente en comunidades de minorías, donde la práctica es más común – por lograr que el porcentaje de padres compartiendo cama con bebés en familias de raza negra, disminuyera en un 32 por ciento.
El centro SIDS tiene un sitio adicional en el centro médico de la Universidad de Hackensack.
Ostfeld se ha reunido con enfermeras de los 52 hospitales de maternidad del estado, promoviendo los beneficios de las prácticas de dormir seguro de infantes, avalada por la Academia Americana de Pediatría (AAP, siglas en Inglés). Además, entrega materiales en inglés, español y otros idiomas.
Trenton, Newark y Camden están entre las ciudades que abarca su programa, en sus esfuerzos por cambiar comportamientos que pueden ser mortales.
“Piensa en una entidad que ha ayudado a los niños, pues nosotros hemos estado ahí: programas Head Start, centros de cuidado infantil, agencias de bienestar social, hospitales, clínicas comunitarias, comunidades religiosas – cualquier lugar donde podamos alcanzar a proveedores, padres, abuelos y cualquier otro involucrado en el cuidado de niños”, dice Ostfeld.
También se reúne con grupos de padres para escuchar sus preocupaciones, las que pueden estar siendo barreras para el uso de prácticas de dormir seguro.
El síndrome SIDS es definido como la muerte inesperada de niños menores de un año de edad en las cuales procesos como la autopsia o peritajes, fallan en determinar la causa de muerte. De acuerdo a los Centros de Control y Prevención de Enfermedad, aproximadamente 4.000 bebés mueren sin causas aparentes cada año, expertos de salud pública atribuyen la mitad de estas muertes a éste síndrome.
Desde que la asociación AAP empezó a formular pautas para reducir los factores de riesgo asociados con estas muertes, la cifra se ha reducido a la mitad. Aún así, el síndrome SIDS continua siendo la principal causa de mortalidad infantil de niños desde un mes a un año de edad.
Bajo una nueva iniciativa llamada Nurses LEAD the Way (Las enfermeras guían el camino), Ostfeld ha estado visitando hospitales de maternidad para dar presentaciones de 90 minutos a enfermeras de unidades de cuidados intensivos neonatal y de recién nacidos, y para equipar hospitales y propagar las nuevas prácticas de dormir seguro. El programa es una colaboración del Departamento de Salud de Nueva Jersey y del Consorcio de Cuidado Maternal e Infantil.
Los bebés prematuros tienen mayor riesgo de sufrir el síndrome SIDS, dice Ostfeld. Mientras un nacimiento prematuro está generalmente fuera del control de los padres, cómo y dónde eligen poner a su hijo a dormir puede compensar en gran parte este riesgo.
Además de poner a los bebés de espalda en sus propias cunas para dormir, la asociación AAP urge a los cuidadores de mantener las cunas libres de materiales suaves o inflados de aire y de animales de peluche; abstenerse de exponer a los niños al humo de cigarrillo; y a mantener la cuna en la habitación de los padres. Además, los expertos urgen a los padres a que discutan estas recomendaciones con los proveedores de salud de su niño.
El reciente estudio de sueño infantil realizado por JAMA, muestra que el porcentaje de bebés compartiendo cama con adultos aumentaba en comunidades minoritarias, y que es más alta en familias de raza negra. Ostfeld observa que las disparidades en el uso de prácticas seguras en el dormir entre grupos étnicos y raciales está basado en muchos factores, incluyendo preferencias culturales, desigualdades en la renta, y la falta de acceso a equipos y condiciones adecuadas.
Confiar el cuidado de menores a personas de otras generaciones también juega un rol. Osterfelt dice que abuelas u otros parientes de mayor edad a cargo del cuidado de niños, no se sienten familiarizados o cómodos con las prácticas actuales para un dormir seguro.
“Para los que criaron niños antes de 1992, el año en que la asociación AAP comenzó a dar pauta en prácticas de dormir seguro, la fuente sobre salud infantil más conocida por todos era el Dr. Spock, quien decía que había que poner al bebé sobre su barriga para que no se ahogara, lo que no tenía base médica alguna”, dice Ostfeld.
“Si has cuidado a todos tus niños de ese modo y nada malo ha sucedido, la tendencia es entrar en pánico si de pronto vienes y ves a tu nieto de espalda. Los abuelos son parte importante en el cuidado del bebé y necesitan tener acceso a información actual. Les explicamos que todos tenemos la misma meta: criar un bebé saludable”.
Vencer prácticas culturales y generacionales es uno de los desafíos que investigadores y médicos del centro SIDS enfrentan. Otra es desmentir la creencia popular que los bebés deben estar rodeados por montículos de ropa de cama blanda, como usualmente se muestra en la publicidad.
“Muchas familias piensan que los bebés no están cómodos a menos que estén sobre sus panzas y acostados sobre almohadas y colchas”, dice Ostfeld, quien recibió su grado de doctorado en Rutgers en 1969. “Pero resulta que los bebés están cómodos con aquello a lo que se acostumbran a estar”.