Museo Everson exhibe el arte de Juan Cruz

por Ricardo Loubriel

Juan Cruz es un artista puertorriqueño que a su temprana edad de cinco años se vio obligado a dejar la isla de Puerto Rico trasladándose a la ciudad de Nueva York donde su travesía como artista tomó forma. Las situaciones personales y contratiempos encendieron la llama de la creatividad.

Cruz, de 77 años, residente de Syracuse NY desde el 1975, ha sido invitado por el Museo de Arte Everson en Syracuse, NY para realizar una exposición retrospectiva que incluye sus trabajos realizados desde el 1960 hasta el presente. La exposición titulada Juan Cruz; una retrospectiva abre el día 4 de mayo, en el Museo Everson localizado la calle Harrison 401, Syracuse, NY 13202. La muestra permanecerá en exhibición hasta el 4 de agosto de 2019.

En días recientes entrevistamos a este gran artista de nuestra comunidad que tanto ha aportado en la pintura, la escultura y la educación de nuestros jóvenes en las artes. Este es un fragmento de la conversación:

RL: ¿Qué causó que tu familia se mudara de Puerto Rico?
JC: La necesidad y falta de recursos.

RL: ¿A qué edad fue que agarraste un pincel por primera vez?
JC: Yo tenía ya como 20 años, pero siempre desde chiquito, desde los cinco años, desde que me acuerdo, me pasaba dibujando con lápices. En el museo se va a poder apreciar uno de los primeros cuadros que pinté, una muchachita. Eso fue en los años sesenta.

RL: ¿Tus padres, tuvieron alguna influencia en tu carrera como artista?
JC: Yo pienso mucho sobre eso. Nosotros éramos una familia pobre. Yo conocí a mi padre cuando tenía 12 años. Mi madre era costurera y tenía esa visión creativa, de dibujar y diseñar trajes.

RL: ¿Sientes que la isla de Puerto Rico ha tenido alguna influencia en tu trabajo?
JC: No sé. Mis primeras influencias fueron cuando decidí que el arte era más que pintar cosas lindas, como flores. Sentía que debía haber algo más profundo. Yo solía pintar lo que veía, era bien realista. En esa época me esforzaba para hacer dinero, pero cuando comencé a analizar lo que hacía, abrí mis ojos y me di cuenta que el arte no es pintar todo lo que se ve. Mi trabajo evolucionó a tratar de reflejar experiencias y estados de ánimos.

RL: ¿Hay algún recuerdo o anécdota que continuamente regresa a tu memoria en relación con tu arte?
JC: A mí siempre me gustó dibujar. Yo nunca tuve interés en la pelota o en otros deportes. La realidad es que todos los niños son creadores. Lo primero que hacen es dibujar en las paredes, el suelo o la estufa. Todos somos artistas, pero llega un momento en que tomamos intereses o direcciones distintas. Para mi el arte viene de otro planeta. Yo me baso de mis experiencias personales y problemas sociales, como el abuso, en todas sus manifestaciones.

RL: ¿Qué expresa tu arte o cual es tu enfoque principal en relación con tu trabajo?
JC: Mis experiencias, las cosas que he vivido. Para mí el arte es como la música. A veces te agarra y le habla al espíritu. Saca algo del ser humano que provoca cierta conexión. Es distinto para cada persona. Sucede lo mismo con la pintura.

RL: ¿Qué sientes con respecto a esta exhibición de tu obra que va a presentar el Museo Everson?
JC: Durante la despedida de año me puse a pensar en qué pasaría conmigo durante este año. Estaba enfermo, solo, lejos de mi familia, sin dinero y pasando frío. Me puse a leer un horóscopo que decía: “Este año, algo se va a abrir para ti.” Me dije, “¡no hay más remedio!” A la semana recibí esa llamada del Everson para organizar una exhibición.

RL: ¿Hay algo más que te gustaría comentar?
JC: Sí, el arte es terapia. Quisiera enviarle un mensaje a nuestra juventud y decirles que piensen bien lo que hacen. La vida de gangas me pegó fuerte los 17 años, y me llevó a prisión sin siquiera saber inglés. No sabía leer ni escribir. En prisión fue que aprendí a leer, escribir y a pintar. El no conocer el idioma inglés fue un problema y una de las razones por las que no podía abogar a mi defensa. Aprendí que hay que pensar antes actuar, no actuar sin pensar. Una decisión sin pensar te puede cambiar la vida en un segundo. Pasé 16 años y medio encarcelado, por una decisión de un segundo sin pensar. Eso te puede llevar a prisión o a la tumba. Quiero aconsejar a la juventud y decirles que nunca es tarde, que la educación es súper importante y es lo que nos saca de muchas miserias. Hay que temer paciencia, pensar bien lo que haces, y trabajar duro para salir adelante. Yo logré superar esa crisis de mi vida. Me agarré del arte. Eso fue lo que me salvó. Muchos no tienen ese salvavidas. Les quiero decir que no gasten el tiempo, que se eduquen, que busquen entendimiento y no se dejen presionar de nadie para actuar sin pensar. El arte es terapia.