Rompiendo las olas

por Ana María Díaz de Lewine, www.ruimonte.us

Traducido al Ingles por Alan Lewine, www.owlsong.com

27 de Septiembre 2016, 7.30pm, Perelman Theater, Filadelfia.

Missy Mazzoli, música; Royce Vavrek, libreto; Stephen Osgood, director musical; James Darrah, director; Adam Rigg, director escénico; Elizabeth Braden, directora de coro; Chrisi Karvonides, diseño de vestuario; Adam Larsen, proyecciones; Pablo Santiago, diseño de luces.

Kiera Duffy, Bess McNeill; Eve Gigliotti, Dodo McNeill; Marcus DeLoach, minister; Zachary James, Terry; John Moore, Jan Nyman; John Miles, Sadistic Sailor; David Portillo, Dr. Richardson; Patricia Schuman, Madre de Betsy; George Ross Somervill, The Runt; Daniel Taylor, The Stone Thrower.

Basado en la película del mismo título del director Lars von Trier, Breaking the Waves narra la extraña relación de dependencia de la joven Bess y su marido Jan. Tras un desgraciado accidente con un gaseoducto, justamente después de su reciente matrimonio, Jan queda inmovilizado en una camilla. Jan le exige a Bess que mantenga múltiples relaciones sexuales con desconocidos y se lo describa con todo detalle, para así él poder volver a sentir el amor. Bess que, al principio se niega, acaba cediendo a sus ruegos, para finalmente ser expulsada de su círculo familiar y social. El médico trata de ayudar a Bess tanto en su primera etapa de matrimonio donde sufre una depresión, como después cuando comprueba la compleja relación de dependencia entre Bess y Jan. Bess termina su vida muriendo violentamente. Se nos muestra la hipocresía de la iglesia y de los hombres, a través de la acusación de Dodo, la cuñada de Bess.

A destacar la excelente actuación escénica y musical de Kiera Duffy en el papel de Bess, que lleva a cabo escenas absolutamente desinhibidas, manteniendo siempre el carácter variable en la interpretación, que corresponde con el desequilibrio de la propia Bessy todo ello, con una admirable valentía en el escenario. Bravísima Kiera Duffy.

Destaca Eve Gigliotti como Dodo con una preciosa y magnífica voz, redonda y poderosa. 

El resto del reparto y su actuación es impecable, fabuloso.

Interesante la música de Missy Mazzoli, aunque resultaba repetitiva con un uso excesivo de las campanas, y los sonidos percutidos, en forma de acordes o golpes sonoros armónicos. Todo ello producía una sensación de incomodidad que unido al desenlace trágico de la historia, podemos decir que funcionaba como efecto de sensación angustiosa. ¿Podríamos considerar que estamos ante la historia de una Traviata del siglo XXI? Tal vez se trata de eso…

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