Vivir en Paz. ¿Por qué Complicarse la Vida?
Un Momento de Reflexión
por Lilia M. Fiallo
¡Sí existen personas buenas y maravillosas! Personas que se dan a los demás sin reparo, personas que son capaces de soñar, crear y vivir sanamente, contagiando con sus buenas obras al mundo que los rodea. Dan siempre lo mejor de sí; son buenas por naturaleza, sin hacer alarde del estrato social al que pertenecen o la riqueza que poseen o si no tienen dinero o posición, son ricos espiritualmente; todo lo que hacen y todo lo que piensan, lleva su sello original, son éstos seres, que como por encanto, transforman un momento de angustia en tranquilidad, porque su carisma y su voz rompe fronteras con su innato remanso de paz y su ternura.
En su mente no hay espacio para el rencor, la envidia o la venganza. Lo que pasa, pasó y se olvida, mañana es un nuevo día, todo será mejor y así será.
Parece que ese tipo de personas dijera: Amigos; Conocidos quizá, dejemos que el agua corra, yo soy yo; mientras viva, daré lo mejor de mí, y eso es lo que importa. Cuando ya no esté, todo será diferente, por ahora vivamos la verdadera esencia de la vida.
Esas personas que saben que el paso por la vida es efímero, que vivir sin complicarse la vida y sanamente, resulta mejor y más tranquilo, quizá sin proponérselo, dejan huella.
Se puede estar, sin amigos, sin: -me gusta-, sin comentarios. Esta apreciación parece estar dentro de un cuadrado: Redes Antisociales, pero no es así.
La verdadera esencia del ser está ahí, en la entrega total, desinteresada y sin reparos, esa condición que tanta falta hace en los momentos actuales.
Pensando con cabeza fría y por lógica, si antes de que se abriera al mundo la comunicación a través del internet, se vivía con problemas, ahora sí la crudeza y frialdad en realidades absurdas, está a la orden del día. Avanzando hacia atrás.
¿De dónde, de la noche a la mañana, aparecieron AMIGOS? La entrada directa en las llamadas Redes Sociales, con amistades que por lo regular, NO conocemos, con personajes de pronto ficticios, a quienes les damos toda nuestra información privada en público, contándole de la A a la Z, para caer en cuenta tarde del tremendo error; es como entregarle el alma al diablo, acabando con la tranquilidad. Innumerables personas que tienen una vida pública o privada, han caído en esas redes, ocasionándose grandes y graves consecuencias.
Es mejor pensar para actuar y no actuar para pensar. Lo escrito, escrito está y aunque se borre, ahí quedó; es como una herida que sanó pero ahí quedó la cicatriz. Esto es, hablando de nosotros, y ¿qué decir de nuestros hijos a quienes no les vigilamos sus amistades y los riesgos a los que se exponen por su ingenuidad e insensatez? Mucho tema por recapacitar y analizar, ¿hasta qué punto descuidamos la tranquilidad y la paz en el hogar?
¿Qué los momentos actuales son diferentes? Opino que es el hombre el que ha cambiado las normas lógicas de convivencia para su propia conveniencia cuéstele lo que le cueste y por encima de todo. ¿Será que todo tiempo pasado fue mejor? En cierta manera sí, porque es mejor vivir en paz.
Lilia M. Fiallo nacida en Bogotá, Colombia, lugar en el que, entre tareas y ratos libres, encontró un espacio para escribir sobre temas, de alguna manera olvidados por otros. Con letras de oro grabadas en su memoria, inició su vida laboral, en el corazón de la parte técnica, del control de tránsito aéreo de su país natal. En medio de fraseología y códigos aeronáuticos, el mundo de la aviación le dio una de las más elevadas experiencias, por la precisión que requiere este oficio, donde un solo error, podría costar muchas vidas. Es ahí, donde en su inquietud por comunicar sus ideas, comienza a escribir con dedicación, temas un poco relegados por la sociedad, la Iglesia y el Estado. Al descubrir una verdad de la que nadie quiere hablar, pero mucho más real y cotidiana, de lo que parece. Es así, como surge esta, su primera obra, “Parir por parir”. Puedes encontrar su libro en venta en Amazon.