Nuestra Cultura en la Gran Manzana

Migrantes Indígenas en el Sur del Bronx Bailan para mantener Vivas sus Raíces
por Ana Valdez Saravia

Pese a estar a miles de kilómetros de distancia del lugar que un día llamaron hogar, un grupo de migrantes y descendientes indígenas practica la danza de su pueblo originario en el Sur del Bronx.

Mott Haven, El Bronx – En medio de las bulliciosas calles del Bronx, un grupo de adultos y niños migrantes indígenas perteneciente al grupo Red de Pueblos Transnacionales se reúnen en la vereda de la calle 146. La música de tambores y flautas comienza a sonar mientras el grupo avanza tratando de coordinar sus pasos.

La Red de Pueblos Transnacionales, también conocida como “La Red” entre sus miembros, es un colectivo de La Casa de los Pueblos, una organización sin fines de lucro con sede en Mott Haven que funciona como puente para conectar otras organizaciones con enfoque en recursos para migrantes en Nueva York. La Red ha servido como un espacio donde migrantes indígenas pueden encontrar una comunidad mediante diversas actividades, entre ellas la danza.

“La cultura, la danza, en este sentido, es una forma de resistencia para ellos”, menciona la directora ejecutiva de La Red, María Ponce al explicar los desafíos que los migrantes indígenas tienen al venir a un nuevo lugar como lo es, a su juicio, “el quedarse a conocer, el existir dentro de este monstruo que es Nueva York y todo lo que tienen que hacer como trabajar mucho, la familia y las diferentes presiones que enfrentan a diario”.

El grupo de La Red baila la danza de Las Moras, que surgió durante la época colonial en México. Este baile pertenece a varias comunidades indígenas en Puebla, entre ellas Teopantlán, hogar de algunos miembros de La Red, especialmente de su cofundador y migrante indígena náhuatl, Esteban Estevez.

“Esa danza es única allá en Teopantlán. Es lo que se baila en todas las fiestas patronales”, menciona Estevez y explica que las fiestas patronales, antes eran celebradas de una diferente forma por los indígenas. “Solamente se baila dos veces al año. La fiesta patronal antes era la fiesta de nuestros antepasados, donde nuestra gente venía a un cerro y se reunía para poder pedir a los dioses que llueva y que salgan bien sus cosechas”.

Estevez reconoce que la danza de Las Moras es muy diferente a otras danzas de pueblos originarios debido a la colonización que sufrió su pueblo. El baile que trajeron los españoles fue lo que los indígenas terminaron adoptando por imposición y lo mezclaron con tradiciones previas, convirtiéndolo en parte de su identidad.

Después de migrar a Nueva York, Estevez trajo la danza para celebrar con otros migrantes Teoplatenses su fiesta patronal. Y en 2017, cuando Estevez se unió al colectivo de la Casa de los Pueblos y fundó La Red, introdujo la danza al grupo. Desde entonces, el grupo de La Red ha participado en varios eventos culturales, incluido el Desfile de la Independencia de México y esto les ha ayudado a construir una comunidad, especialmente para los más jóvenes de La Red.

“Hemos utilizado la danza para acercarlos a nuestras raíces, a sus abuelos y a la familia”, dice. “También hemos mandado a nuestros hijos que han nacido aquí a México, para que conozcan de dónde somos, de dónde venimos y también para que puedan valorar”.

Para el 2020, según datos del Gobierno de Nueva York, el Bronx era el Buró Con La Mayor Población Hispana/Latine, con un 54.8% de personas identificadas como pertenecientes a esta etnicidad. De igual manera, la comunidad Hispana/Latine migrante representaba un 30% en el Bronx. Y solo en Mott Haven, sede de La Red, el 68% de la población se identifica como Hispana/Latine, siendo el grupo con mayor población en el lugar y donde se pueden identificar hasta siete diferentes lenguas habladas entre sus residentes migrantes indígenas, como el Mam, Mixtec, Náhuatl, Otomí, Q’anjob’al, Tlapanec y Zapotec.

El idioma y la danza van entrelazados cuando los migrantes y sus descendientes buscan seguir preservando sus raíces. Tal es el caso de Jaslyne Estevez, la hija de Esteban Estevez, que con solo 16 años lidera el grupo de la danza de Las Moras y que, pese a ser la primera generación nacida en Estados Unidos, puede hablar un poco de Náhuatl, la lengua del pueblo originario de su papá.

“Tengo como unos ocho a nueve años que voy bailando. Los pasos de baile me los enseñaba mi papá y un compañero de él que era de su pueblo, de Teopantlán, Puebla”, asegura Jaslyne y también menciona que, al igual que aprender la danza del pueblo de su papá, también lo es el idioma. “Quiero seguir aprendiendo náhuatl para poder hablar con mi abuelita, porque ella habla más náhuatl que español”.

Para muchos miembros de La Red, la danza es una forma en la que pueden seguir manteniendo su identidad y acercarse a su cultura. Una nueva miembro del grupo, Irma García, se sacó permiso del trabajo para venir a ensayar la danza y dice sentirse emocionada de participar, aun cuando la danza no es perteneciente a su pueblo Tenextepango en Morelos, México.

“Nunca hay que perder la cultura de uno, siempre hay que estar orgullosos de quienes somos”, dice García. “Que vean que somos muchos y tenemos muchas tradiciones que mostrar”.

Acerca de la imagen: Esteban Estevez y su hija Jaslyne Estevez practican la danza de Las Moras a las afueras de La Casa de los Pueblos la tarde del sábado 16 de septiembre, preparándose para el Desfile Mexicano celebrado el 17 de septiembre. La danza de Las Moras es un baile tradicional indígena del pueblo de Teopantlán en Puebla, México.

Me llamo Ana Valdez y soy de Bolivia, un país ubicado en el corazón de Sudamérica. Ya llevo haciendo periodismo por cuatro años, iniciando en Kansas y ahora en Nueva York, donde me enfoco en cubrir comunidades Latinas en la gran manzana y espero que con ellas podamos seguir realzando nuestra cultura y las maravillosas cosas que nuestra gente logra, así como lo que les preocupa. De la gran manzana para todos ustedes en el centro del estado de Nueva York, un pequeño puente de noticias para seguir conectados.

 

 

 

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