Educando 20 años antes de Nacer

UN MOMENTO DE REFLEXIÓN

“Al Niño hay que Educarlo 20 años antes de Nacer”(Autor desconocido). Sin Generalizar
por Lilia M. Fiallo

Por tiempo me he preguntado por qué la gran mayoría de medios informativos alaban y siguen cada minuto de la vida de mujeres que por su investidura usan prendas discretas, con pudor y con recato, con una compostura propia del género, con clase, con altura, con linaje, con finos modales, con una rigurosa etiqueta mientras son vigiladas todas sus actuaciones públicas? Qué tienen ellas que el resto no tenga?

Al otro extremo también es noticia la modelo, actriz, cantante o presentadora que haciendo gala de sus atributos físicos, lleva sobre su piel una prenda atrevida, posando a su manera para la foto. No dicen que corre ataviada llevándose en su carrera veloz los años bellos de épocas que no volverán. No cuentan nada de los talentos o dones, como tampoco hacen notar su inteligencia, simplemente lo que interesa, es que va ligera de ropas, que deja poco a la imaginación y que…

Y más allá, en un silencio sepulcral, hay ciudadanas común y corriente, que no son noticia, en ellas no se han fijado, ni se fijarán los medios informativos, como tampoco jamás ocuparán la portada de una revista. Si acaso lo harán para contar algo desagradable.

En cualquier caso, es la mujer, la figura clave en la sociedad y pieza fundamental en el hogar. En ella se cifran todas las esperanzas cuando se es niño. Su ternura y delicadeza, rinden tributo a su género. Es ella el centro de todas las miradas y forma parte de todas las cosas bellas que tiene la vida.

“El comportamiento del sexo femenino por naturaleza siempre será distante al sexo opuesto. Los buenos modales, el recato y el pudor son cualidades de la mujer. Mujer encierra en su ser todo lo más bello e interesante que hay en la naturaleza humana, es esencialmente dispuesta a la virtud por su conformación física y moral y por la vida apacible que lleva. En su corazón encuentran digna morada las más eminentes cualidades sociales, pero la naturaleza no le ha concedido este privilegio, sino a cambio de grandes privaciones y sacrificios y de gravísimos compromisos con la moral y la sociedad. -Dicen las antiguas escritas y publicadas normas de urbanidad de Carreño-, y si aparecen en ella con mayor brillo y realce dotes de buena educación, de la misma manera resaltan en todos sus actos, como la más leve mancha en el cristal, hasta aquellos defectos insignificantes, que en el hombre alguna vez pudieran pasar inadvertidos. La mujer tendrá por seguro, que las reglas impuestas para ella respecto de su sexo, serán de mayor grado de severidad que cuando se aplican a los hombres. Un hombre que tomara los modales de la mujer, parecería tímido y encogido, de la misma manera la mujer que tomara el aire desembarazado del hombre, parecería inmodesta y descomedida”.

El respeto, la dignidad, el pudor, el recato, los valores y virtudes, hacen de ella el centro de toda atención. Por tanto, resulta fácil comprender, que por ley natural, conquistar, pretender o galantear, será por siempre tarea masculina.

Cada minuto, en la redes sociales, en cualquier lugar del mundo, hay una mujer que consciente o inconscientemente posa para imitar o viste para deslumbrar, queriendo parecerse a la modelo del momento, a la actriz de renombre, o a fulanita que es tan famosa, sin pensar, o analizar que está contribuyendo públicamente a engrandecer la Apología del Machismo.

Es quizá su candidez, el desconocimiento del peligro, la ingenuidad o sencillamente la insensatez. Como si no quisiera entender, sale y se divierte a su manera, a la hora que quiere y con quien quiere, muchas veces con personajes desconocidos. Se permite tantas libertades sin imaginar que está siendo utilizada, como si fuera un objeto o un producto, echándole leña al fuego para que la llama se agigante, avivando la Apología del Machismo, que revierte en resultados devastadores.

La tendencia sobre cualquier cosa que se puede copiar, imitar, divulgar, como por ejemplo, el cambio de look, lo último en cortes y peinados, la moda sobria, sencilla, extravagante ola búsqueda insaciable de poder y de dinero que en la mente humana no tiene fronteras, se encuentra en el internet, mientras espiritualmente, se hace más grande y profundo el abismo que nos separa de Dios.

Dicen que los tiempos han cambiado, que las estrellas parece que caen del cielo, que la Inteligencia Artificial –AI-, es lo máximo, dicen tantas cosas pero no dicen la verdad. Es el hombre el que ha cambiado las normas y principios para su conveniencia. ¿Por qué no reconocer que la verdadera esencia del ser humano sigue intacta?. Espiritualmente, nada ha cambiado, simplemente el ser humano en complicidad con el tiempo, han sido los artífices en archivar magistralmente los principios morales, sentimientos y sanas costumbres que no se palpan con las manos, para darle paso a todo lo material que proporciona felicidad efímera, ya que al final de la vida, todo sobra, porque ahí donde está, se queda.

Acerca de la autora – Lilia M. Fiallo nacida en Bogotá, Colombia, lugar en el que, entre tareas y ratos libres, encontró un espacio para escribir sobre temas, de alguna manera olvidados por otros. Con letras de oro grabadas en su memoria, inició su vida laboral, en el corazón de la parte técnica, del control de tránsito aéreo de su país natal. En medio de fraseología y códigos aeronáuticos, el mundo de la aviación le dio una de las más elevadas experiencias, por la precisión que requiere este oficio, donde un solo error, podría costar muchas vidas. Es ahí, donde en su inquietud por comunicar sus ideas, comienza a escribir con dedicación, temas un poco relegados por la sociedad, la Iglesia y el Estado. Al descubrir una verdad de la que nadie quiere hablar, pero mucho más real y cotidiana, de lo que parece. Es así, como surge esta, su primera obra, “Parir por parir”. Puedes encontrar su libro en amazon.