L’elixir D’Amore o Elixir del Amor
Academy of Music – KimmelCenter of the Performing Arts, Philadelphia.
Gaetano Donizetti (música) y Felice Romani (libreto). Producción de la Opera de Santa Fe.
Adina, Sarah Shafer; Nemorino, Dimitri Pittas; Sargento Belcore, Craig Verm; Doctor Dulcama-ra, Kevin Burdette y Gianetta, Katrina Thurman. Director Musical: Corrado Rovaris. Director Escénico: Stephen Lawless. Directora de Coro: Elizabeth Braden. Caracterización: David Zimmerman. Vestuario: Ashley Martin-Davis. Director de Escenario: Becki Smith. Luminotecnia: Pat Collins.
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Espectáculo jovial, animado, divertido y muy entretenido, en esta fresca producción la Opera de Santa Fe que consigue su objetivo de alcanzar nuevos públicos jóvenes con un reparto que también desprende jovialidad por todos sus poros. Niños, cantantes de coro, cantantes solistas y mucha diversión aseguran que la ópera se perpetúe de generación en generación.
Producción ambientada en los años 40, tras la segunda Guerra Mundial, en una pequeña localidad americana, donde Nemorino es un mecánico de coches, Adina es una maestra de escuela, Belcore es un oficial americano y el doctor es un vendedor ambulante, hábil y cautivador, capaz de crear las más inverosímiles estratagemas para “vender” su elixir de amor.
El escenario se muestra abierto al aire libre, con una gran pantalla-cartel que nos muestra un enorme anuncio de cómic del Elixir della Vitta, con una mujer sonriente, mientras tonos azules de fondo acompañan a un paisaje de verano. A la derecha del escenario, un coche de la época en un taller y en la pared un calendario de bellas mujeres. A la izquierda una joven maestra, Adina, se nos aparece junto a una pizarra dando clase a un grupo de niños que escuchan atentos, algunos, y otros, bromeando.
La personalidad de los caracteres está muy conseguida, de manera que ella es una “americana” muy cerebral, puritana, controladora de la situación, que nos muestra una cierta superioridad, frente a un “atolondrado” Nemorino que a su vez es dulce, tierno, y algo primario en sus instintos y pensamientos redundantes en torno a su pasión amorosa. El doctor, es capaz de hacer creer a los demás sus invenciones acerca de su pócima que, a la vista está, sólo tiene valor sugestivo sin base científica alguna…Por supuesto, Nemorino le cree y le da todo su dinero a cambio de una botella que no se sabe qué contiene… Sorprendentemente, el doctor se muestra impresionado pues su pócima termina dando buen resultado.
Todos los cantantes son magníficos escénicamente, y actúan perfectamente sincronizados. El coro de niños y de la Opera, como siempre, fabulosos, y cada vez actuando más y más, lo cual enriquece en gran medida la representación teatral y la comunicación con el público. La joven Shafer no nos muestra una voz con un lucimiento de agudos extremos, y el volumen no es enorme, pero la dirección orquestal de Corrado Rovaris respeta al máximo la capacidad de la cantante, que, en los momentos quasi a capella, y más agudos, nos muestra una hermosa voz, con una técnica fantástica, fabuloso legato y expresión. Esta joven promesa comienza su carrera procedente del Curtis Institute of Music, y con el tiempo y las oportunidades que están a su alcance, tiene por delante una bella carrera musical.
Dimitri Pittas que ya en su don Carlo me maravilló, sigue en su línea, muy bien y muy correcto, resolviendo las dificultades con gran profesionalidad y mostrando una bella voz, gran ternura y gran virilidad a la vez, lo cual, deslumbra. Katrina Thurman se muestra arrebatadora y magnífica, con una voz estupenda. Craig Verm de bella voz y excelente interpretación, así como Devin Burdette, que si nos demuestra su dominio absoluto del personaje y de su voz y su proyección frente a la masa orquestal, la voz de la experiencia. La aparición del director artístico de la Philadelphia Opera llegando en moto vestido de cuero o de cura fue el guiño divertido que produjo una explosión de risa en el público que le conocía.
En el programa de mano, leemos una entrevista con el magnífico director Corrado Rovaris que podemos resumir con estas palabras: “En las óperas de Donizetti hay un humor delicioso pero que aparece combinado con una cierta melancolía, es emocional con naturaleza sentimental, en lo que así es llamado melodrama giocoso, pero no se trata de una ópera cómica por lo anterior, al estilo de la opera buffa de Rossini. Podemos escuchar arias aquí que lo demuestran como la cantada por Nemorino, Una furtiva lagrima. Además, es una ópera ambientada en el pueblo y Donizetti utiliza aquí los 3 trombones para aludir a ello. El no escribió las dinámicas de expresión, por lo que el director necesita conocer bien el estilo para darle sentido a la ópera.
Sobre la elección del reparto, la filosofía de la Opera de Filadelfia es dar a los jóvenes cantantes la oportunidad de conseguir experiencia profesional en el escenario y que además consigan habilidad y confianza. Esta ópera es ideal para un reparto de voces jóvenes, pues los principales son de edades similares. Por otro lado, estos cantantes jóvenes, que han cantado aquí anteriormente, están debutando con otros papeles principales en las casas de ópera más importantes de los Estados Unidos y del extranjero”.