Arte fue su Salvación

Juan Francisco Vera: El arte fue una forma de salvación
por María Cabeza

Hacer algo manual es absolutamente gratificante, le hace bien al alma saber que construiste algo. – Araceli Pourcel

¿Cuál fue tu primer approach con el arte? – Desde que era muy chico adoraba dibujar y fue un modo de expresión para decir todo lo bueno y todo lo malo que le estaba pasando al Juan niño, al Juan adolescente y al adulto y, ahora, al Juan maduro. Siempre el arte, si lo miro retrospectivamente, fue una forma de salvación.

¿Era difícil hacer algo tan diferente como las hormas? – Fue un gran desafío, implicó encontrarme con el lienzo en blanco. Me llevó a estar frente a la horma de madera en bruto a la que había que limpiar –porque estaba en un estado de deterioro importante- y comenzar a jugar; todo lo que yo hago es lúdico. Es el momento en el que me siento niño, desaparece la realidad y me voy a un mundo en el que, realmente, me gusta estar que es la desconexión de la vida cotidiana y el sumergirme en la creatividad, que es lo que te lleva a conectarte a buenos lugares.

Contadme cómo era ese trabajo ya que vos “vestías” las hormas y hasta les dabas un nombre – Yo estaba trabajando como administrativo en una empresa y necesitaba expresarme a través del arte. Me acuerdo que había hormas pintadas y comencé a darles color y, a partir de allí, me dije: “Tengo que hacer algo más, porque la horma pintada ya existe”.

Comencé a jugar con pedazos de géneros que tenía, se sumaron las piedras, la bijouterie antigua, el galón, la borla, el madroño. En base a esos materiales iba construyendo lo que era esa pieza única. Iba mucho a los pulgueros y era encontrar cosas y jugar con lo que tenía.

Fueron un gran éxito en mi vida; basta con ver la cantidad de publicaciones que hubo. Exploré mucho el mundo femenino también.

¿Te tomaste tu tiempo para volver a crear, cierto? – Todo proceso creativo lleva tiempo. No es como mi antiguo trabajo administrativo donde hacía mi cadena de tareas y cerraba la oficina y me iba. La creatividad va y viene. Las musas no siempre están de tu lado.

¿Fue en ese tiempo que decidiste irte a vivir a New York? – Lo de NYC fue totalmente fortuito. Yo estaba viajando como turista, conocí a una persona y eso devino en mudarme a New York. Es una ciudad fascinante y a la vez es durísima para vivir, te diría que de lo más duro que he transitado en mi vida. Es muy grande, la gente viene aquí a hacer dinero. Una cosa es el día a día y otra es venir como visitante. Acorde a mi experiencia no es un lugar que recomendaría para vivir excepto que tengas un desafío, un objetivo a realizar. Por otro lado, te ofrece un montón de oportunidades y ni hablar con lo que tiene que ver con el arte que, a su vez, es difícil porque hay una súper población de artistas. Sobresalir es sumamente difícil, hay mucho talento de todo el mundo. Es una ciudad muy competitiva y hay que saber moverse.

¿Cómo te llevas con vos mismo? – Llevarse con uno a los 52 años es todo un tema. Hace 52 años que convivo con Juan artista, con mi familia, soy extranjero en un país que tiene otra cultura y otro idioma. Me llevo bien conmigo mismo; con objetivos mediante, uno hace que eso días que no empiezan tan buenos, al finalizar la jornada uno dice “lo hice, lo logré”.

Comenzaste a diseñar collares: ¿De qué material son? ¿Es tu primera vez con accesorios? – Quiero hacer hincapié en que no hay nada nuevo; todo se recobra, vuelve. Es repetitivo. A eso hay que darle el toque personal. Yo regalé un par de collares que hacía una persona y eso fue dándome la idea de recrearlos con mi impronta. A partir de allí, hice un curso con la grande Araceli Pourcel- por zoom- en plena pandemia y luego tomé uno en persona. Es una de las artistas más generosas que he conocido, super amigable, ultra casera- de explicarte las cosas como son. Ella te da las herramientas y vos tenes que hacer algo con eso. Y allí comencé a trabajar con todo lo que es la goma. Es un elemento que me encantó, me divirtió sublimarla. Ahora la estoy haciendo en crudo. Repito “No hay nada nuevo bajo el sol, solamente darle el giro personal.”

¿Qué es ser feliz? – A mi edad es una pisca de momentos que la vida te da. Son más los momentos de letargo que los de profunda tristeza o felicidad. La felicidad está en jugar con un perro, en tener un amor y ser correspondido, en hacer lo que te gusta. Me pregunto: “¿Eso siempre se da?” Es un interrogante que me lo voy a llevar a la tumba. Un enigma que no voy a poder dilucidar.

¿Tenéis muchos amigos, cierto? – Los amigos son a veces aquellos desconocidos – me pide que cite a una canción de La Portuaria que dice exactamente eso. (https://rock.com.ar/artistas/424/letras/3707)

Los amigos es un cuento raro. El amigo es el momento que compartís en la vida; no hay un rótulo del amigo eterno, el amor eterno, nada es para siempre en esta vida. Todo es cíclico. Sí puedo decir-como decían nuestros padres- que “me sobran los dedos de la mano” para contar a mis amigos; eso hoy es un tesoro. Se viven tiempos violentos, es una época de mucha soledad. También sumo a internet: por un lado, vino a facilitar este reportaje – por ejemplo- o poder vender los collares a través de las redes y, por otro lado, llegó para deteriorar las relaciones humanas.

Ahora, cuando vos te sentís “en casa” con un amigo, es lo más grande que hay. Y voy a seguir apostando por eso.

María V Cabeza es una Argentina escritora- traductora- publicista. Ella le encanta Escribir y disfruta del Mar, las Artes, los Animales y la Libertad.

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