Del Campo a la Primera Línea

Del Campo a la Primera Línea: Una Soñadora Latina

por María Delgado Sutton

Una Soñadora es una persona que llegó a Estados Unidos de niño sin estatus legal y ha crecido en el país. Protegidos por DACA, pueden trabajar, estudiar y contribuir a sus comunidades, aunque el programa no garantiza un camino hacia la ciudadanía.

Ella es una de las 538,000 estudiantes indocumentadas en los Estados Unidos. Una Latina de primera generación que se graduó Summa Cum Laude con su Licenciatura y más recientemente graduada de un programa acelerado de enfermería registrada. Es una Soñadora, pero no una Soñadora cualquiera. Es una inmigrante indocumentada que llegó a los Estados Unidos antes de cumplir los 16 años y obtuvo un estatus legal temporal que le permite permanecer en el país.

Llegó de México a los tres años de edad junto a sus padres, quienes buscaban una vida mejor. Se establecieron como trabajadores agrícolas migrantes, construyendo una vida marcada por desafíos, barreras e inseguridades todo lo cual ella vio de primera mano. Mientras sus padres trabajaban de la mañana hasta la tarde en el campo, mantenían la firme convicción de que la educación superior abriría mayores oportunidades para su hija. Aunque intentaron protegerla de las duras realidades del trabajo agrícola, le enseñaron los valores de la educación, la perseverancia y el esfuerzo.

A los 14 años ella tuvo su primer empleo en el campo. Ella sabe lo que es sembrar, cosechar y empacar frutas y verduras que finalmente llegan a los platos de las mesas en los Estados Unidos. Durante siete años ella voy las dificultades del trabajador agrícola migrante: barreras del idioma, desconfianza en el sistema legal, explotación, falta de transporte, estrés económica, barreras de salud, aislamiento, discriminación racial y trauma. Sin embargo, su determinación por estudiar creció aún más. A pesar del miedo diario a la deportación y la separación familiar, sobresalió en la secundaria con calificaciones excelentes.

Desde muy joven comprendió que aunque a los Estados Unidos se le conoce como ‘La tierra de la Libertad’, eso no aplicaba a ella ni a su familia.

Ella enfrentó oportunidades limitadas, pero solicitó DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), que le brindaba protección contra la deportación bajo estrictas regulaciones. Con DACA obtuvo un número de seguro social, un permiso de trabajo y la obligación de pagar impuestos federales. Los beneficiarios de DACA requieren solicitar este permiso cada dos años, y el programa no ofrece un camino garantizado hacia la ciudadanía.

Tristemente algunas personas, conscientes de su “situación”, la desanimaron de seguir estudios superiores, diciendo que tal vez no sería posible. Pero su deseo de aprender y de sobresalir le dio la fuerza para persistir. Sin acceso a ayuda financiera federal ni estatal, ella y sus padres trabajaron incansablemente para pagar la matrícula de su propio bolsillo. Sus sacrificios fueron inmensos, pero ella salió adelante.

Es importante notar que el 99% de los estudiantes bajo DACA se gradúan de la secundaria, tres cuartas partes se incorporan al trabajo laboral y la mitad continúa estudios superiores. Aun así, a pesar de sus contribuciones, muchos no son bienvenidos en los Estados Unidos.

Sus propios logros demuestran el potencial de los Soñadores. Realizó dos prácticas donde demostró compasión, empatía y una ética de trabajo excepcional. Se ganó la reputación de ser una miembro confiable y eficiente del equipo. Elaboró folletos de tráfico y explotación de seres humanos, diseñó talleres educativos y contribuyó a iniciativas de defensa y participación comunitaria. Tras estos logros, trabajó con el equipo de alcance comunitario y coordinadora de programas.

Tras graduarse con su licenciatura, persiguió su vocación de enfermera. En 2023, solicitó ingresar a un programa avanzado de enfermería registrado de un año en un hospital. Allí obtuvo una beca completa con la condición de trabajar en el hospital durante tres años después de graduarse. Tuvo éxito en el programa, obteniendo altas calificaciones cada semestre mientras equilibraba su trabajo como técnico clínico.

Se graduó del programa acelerado de enfermería. Semanas después, pasó el Examen Nacional de Licencia de Enfermería (NCLEX), convirtiéndose oficialmente en enfermera registrada con licencia.

Ella es una inspiración para los estudiantes Soñadores y DACA, rompiendo barreras, atreviéndose a soñar y abriendo caminos para las generaciones futuras. Abraza su cultura, su herencia y su identidad como inmigrante. Sus luchas, experiencias vividas y obstáculos complejos la han convertido en la joven exitosa que es hoy. Merece el derecho a seguir viviendo en el único país que realmente ha conocido. Ha contribuido, y sigue contribuyendo, a la economía de Estados Unidos. Su parte del “Sueño Americano” no debería estar a un paso de la deportación.

Su impacto es evidente. Ha demostrado liderazgo, resiliencia y compromiso con las comunidades. Motiva e inspira a otros, especialmente a las mujeres Latinas y a los jóvenes Soñadores, quienes ven en ella un modelo a seguir. Su historia nos recuerda que el “Sueño Americano” no está reservado para unos pocos, sino que también pertenece a quienes luchan incansablemente por su lugar en él.

Ella es la prueba de que los Soñadores no son solo Soñadores. Son triunfadores, líderes y contribuyentes esenciales a la estructura de esta nación. Y su camino apenas comienza…

Acerca de la imágenes – Foto de un hombre en el campo sembrando por Damian Escamilla y foto de jóvenes graduados con sus diplomas por George Pak de pexels.com

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *