Festival Internacional de Cine de Syracuse
por Miguel Balbuena
El 12 de Julio marcó el primer aniversario de la muerte de Pedro Cuperman en Buenos Aires, donde estaba de vacaciones. El fue un prominente crítico de arte y artista argentino quien, en el curso de su residencia de 40 años en Nueva York Central, se convirtió en cofundador y director asociado del Festival Internacional de Cine de Syracuse (FICS).
El linaje de Pedro se remonta a megaestrellas literarias como Jorge Luis Borges y Umberto Eco. Borges fue el precursor del “Boom” literario latinoamericano de la década de los años sesenta; Eco fue un teórico y novelista italiano.
Mientras estudiaba en la Universidad de Buenos Aires, Pedro fue investido como el hijo intelectual preferido del maestro Borges, quien lo colocó bajo su estrecho tutelaje debido al prometedor futuro de Pedro. Dado que yo perfeccioné mis propios talentos literarios bajo la guía de Pedro, esto profesadamente me hace el legítimo nieto de Borges, nieto extraviado por largo tiempo.
En su 13.o Festival Anual de Octubre, la FICS instituyó una conmemoración de la vida del profesor Cuperman. Christine Fawcett-Shapiro y Owen Shapiro, los otros fundadores de FICS, anunciaron que consistía en la presentación de un largometraje en lenguaje español cada año a partir del 2016.
Más recientemente, FICS amplió sus actividades al asociarse con el Festival de Jazz de Syracuse, mayor que él por 22 años. El último festival, que tuvo lugar en el campus de la Universidad Comunitaria de Onondaga del 8 de Junio al 10 de Junio, contó con la proyección de tres obras cinematográficas sobre jazz, una por día, por cortesía de FICS.
El marco teórico del profesor Cuperman para el análisis de los medios de comunicación está basado en parte en la semiótica de Eco, quien, dicho sea de paso, en 1966 coeditó el volumen “El caso Bond,” acerca del agente James Bond del Servicio Secreto de Su Majestad. Más aun, este marco podría ser empleado para interpretar libros y películas por igual, dado que 007 aparece en ambos.
Como uno de los discípulos favoritos del profesor Cuperman, es apropiado que yo le rinda un tributo sentido de corazón a su amor al cine al repasar la postrera película proyectada en el festival: “La historia de Benny Goodman”.
“La historia de Benny Goodman” es una película biográfica sobre este famoso clarinetista, la cual fue lanzada en 1956, protagonizada por Steve Allen como este músico, al frente de su interés amoroso, Alice Hammond, interpretada por Donna Reed.
Estoy a dos generaciones distantes de la de Goodman pero su trayectoria me llamó la atención desde 1962, cuando leí un artículo en la revista Life acerca de su gira, con su orquesta de jazz, por varias ciudades de la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Añadido a este factor, mi padre era un gran fanático del jazz. Pronto me enteré que Goodman estaba en el panteón de la era de las Bandas Grandes junto con figuras como Duke Ellington, Satchmo Armstrong, Glenn Miller, Tommy Dorsey y Dizzy Gillespie.
No pude dejar de notar que el desarrollo personal de Goodman, tal como es descrito en esta película biográfica, corre en paralelo al desarrollo postulado en las teorías de Georg Wilhelm Friedrich Hegel. Valentine Davies, el director y guionista de “La historia de Benny Goodman”, estructuró su trama con una constelación de contradicciones. Sea a sabiendas o sin saber, éstas tienen similitudes a las encontradas en el pensamiento de este filósofo alemán.
Primero, una versión de “Notas de Cliff” de esta filosofía. Leonard Wheat, educado en Harvard, en su incisivo libro “Las dialécticas tesis-antítesis-síntesis no descubiertas de Hegel ” (2012) tiene un perspicaz resumen de ella.
“Más de dos siglos han transcurrido desde 1807, cuando G.W.F. Hegel publicó su primera fundamental -y más famosa- obra, ‘Fenomenología del espíritu’, también conocida como ‘Fenomenología de la mente’. La filosofía presentada en esta obra y en las posteriores clases de historia de Hegel editadas póstumamente, ‘La filosofía de la historia’, se destaca por su abstruso método dialéctico. Se dice que la dialéctica hegeliana gira alrededor de tres progresivas etapas progresivas de desarrollo: (1) una tesis, la cual es una idea o concepto, (2) una antítesis, una idea opuesta que contradice la tesis, y (3) una síntesis, una idea climática que de alguna manera combina la tesis y la antítesis, o las mejores partes de ellas, en una suerte de compromiso, reconciliación o identidad previamente no percibida”, escribió Wheat. “Las microdialécticas – dialécticas cortas – pueden ser asemejadas al juego de los niños. El juego desarrolla los músculos y la coordinación física del niño. El espíritu en su estado juvenil está ejercitando su mente. Está atravesando montones de dialécticas de práctica – pequeños pensamientos – que lo conducen a la madurez, al Gran Pensamiento de la autorrealización”.
La vida de Goodman podría ser concebida como una forma de microdialéctica con sus iniciales conciencias siendo las tesis; las numerosas oposiciones que encuentra, las antítesis, y; sus progresivas conciencias superiores en cada sucesiva etapa, las síntesis.
Acerca del autor: Miguel Balbuena es un escritor en los campos académico, científico, periodístico y literario (en los géneros de ficción y no ficción).